miércoles, 9 de octubre de 2013

Mi proyecto de vida... ¿Y las relaciones amorosas? ¿A dónde quedan?

La construcción y orientación del proyecto de vida en el adolescente y el joven es un trabajo complejo debido a que el proyecto de vida se sustenta en valores y en metas las cuales están influenciadas por el contexto.

Este contexto se caracteriza por una cultura del consumo partidaria de productos listos para usar, soluciones rápidas y satisfacción instantánea. Esto lleva a que los proyectos de pareja se encuentren en primera instancia postergados para más adelante.





Hace una década la edad promedio para casarse era de 24 años. En la actualidad, la mayoría de hombres y mujeres esperan hasta los 34/35 años para dar el sí. Terminar las carreras universitarias o ser exitoso en una profesión alarga los tiempos, y el dinero se ha convertido en un factor de suma importancia para quienes pretenden casarse.




En los jóvenes de hoy en día las promesas de compromiso no significan nada a largo plazo, una relación es una inversión como cualquier otra.

La relación no solo no cumple en satisfacer una necesidad, sino que además convierte esa necesidad en algo mas irritante y enloquecedor. La inversión en la relación es siempre insegura y está condenada a seguir siéndolo aunque no desee otra cosa.



La soledad provoca inseguridad pero las relaciones de pareja no parecen provocar algo diferente.

A continuación a modo de ejemplificar cómo son las relaciones de pareja de los jóvenes hoy en día: un video realizado en un proyecto escolar interpretado por jóvenes:



Muchas veces los jóvenes no se toman el tiempo necesario para cultivar la relación y quieren ir directo a la satisfacción de “las ganas” de manera instantánea, acorde a las formas de la cultura y sociedad en la que se encuentran insertos. A su vez, el enamorarse les suscita cierto temor y ansiedad, por lo que muchos optan por satisfacer sus deseos con relaciones que no posean una implicancia afectiva. 


La siguiente publicidad ejemplifica esta cuestión de la rapidez con se busca el acercamiento, aún sin llegar a conocer bien a la persona:  

              




Las relaciones de este tipo, por muchas que sean, no implican el aprendizaje del amor. El deseo es el anhelo de consumir y no necesita otro estímulo más que la presencia de la alteridad, mientras que el amor es el anhelo de querer y preservar a la persona querida.


Más allá de esto, cuando se les pregunta a los adolescentes cómo se ven en un futuro, muchos responden, entre otras cosas, que se imaginan con una pareja y luego con algunos hijos. Es decir que formar una familia figura dentro del proyecto de vida de muchos jóvenes.

Es importante entonces tratar de dejar de lado los parámetros de rapidez, inmediatez y descartabilidad a la hora de buscar relacionarnos con una posible pareja, para así preocuparnos por conocer a la otra persona y poder aprender a amar. De esta forma, “llegar a la segunda salida” es una buena manera de empezar a construir una relación estable con posibilidades futuras.

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